jueves, 12 de agosto de 2010

En llamas (2 continuacion)

Al despertar todo era iluminado y de ceramica, techo y sabanas blancas. Las cortinas transparentes dejaban entrar la luz, pero aún así había una luz blanca encendida encima de mi cabeza. De pronto recuperé la sensación de mi cuerpo, sentía la boca seca, mis brazos, espalda y costillas dolían como nunca, no creí poder moverme.

Miré a mi alrededor y mi madre dormía en una silla, tapada por una manta. Un doctor se acerco a mi, examinandome, mirando ese cuerpo que yacía en una de las camas de urgencia con quemaduras en los antebrazos, codos y manos. Mis ojos pesados trataban de mostrarle orgullo y abrirse con fuerza ante ellos "Mireme fijamente y digame ¿Que pasó?" Pensé gritarle, pero me di cuenta que el dolor y la pena había atrapado mi garganta, acumulandose y haciendome daño. Quería esperanza, necesitaba que callaran algunas idea de mi mente y me dijeran que todo estaba bien.

Se acercó a mí arqueando las cejas, mostrando seriedad y lástima. Como odio que me miren con lástima, pero ya supongo a que viene todo esto. Mi hermana, a quién yo había ignorado, me mostró su mano empuñada y abriendola lentamente sobre mi pecho me mostró un reloj.

Mis ojos se abrieron absorviendo ese objeto, mi garganta no podía sostener el llanto y mis ojos trataban de esquivar a quienes estaban y me miraban con esa lástima. Sabía que significaba ese reloj, te lo había regalado hace 3 años y tu siempre lo llevabas contigo aunque jamás te gusto ver la hora en casa. Como desearía en este minuto que aparecieras por esa puerta me envolvieras en tus brazos y me susurraras palabras tiernas, esas que no importaba el día, me alegraban siempre. Porque tu siempre me hiciste sonreír.

Debo admitir que aún siento que es una broma de mal gusto y que en verdad no te paso nada, pero mi mente me tortura y me castiga diciendome que asuma la realidad. Pero ¿Qué es real si tú ya no estás?.
(continuará...)

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